Vos siempre cambiando, ya no cambiás más

Hay una frase que ha marcado mi forma de ver la vida y que a veces se la digo a amigos al brindar un consejo:

«Nada cambia más que nuestro pasado.»

A priori parece un frase sin sentido, tendemos a ver el pasado como eso: algo que pasó, se fijó, y quedó ahi registrado, quieto para siempre.

Y la realidad es que el pasado es tan dinámico como nuestro presente y cambia minuto a minuto dependiendo de nuestra experiencia diaria y los aprendizajes que vamos asimilando e incorporando durante nuestra vida.

Una experiencia negativa de un momento pasado vista luego con la información del diario del lunes del presente puede transformarse en positiva. O viceversa, algo que en su momento nos pareció bueno desde la perspectiva del tiempo quizás lo veamos como lo peor que nos pudo haber ocurrido.

Si prestamos atención, realizamos una sincera introspección y aprendemos de la vida quizas en algún momento podamos ver el pasado transformarse ante nuestros ojos, trasnformando experiencias que nos parecían negativas en positivas y entendiendo que ese pasado fue el que nos trajo ahora hasta acá y depende de nosotros sacarles jugo a esas lecciones que nos enseñan a vivir.

Sin embargo, hay otra frase, el nombre de un libro, que complementa la primera y que demoré más en encontrarle la vuelta:

«Nunca es tarde para tener una infancia feliz.» Ben Furman

Siempre la entendí, pero sólo desde hace poco tiempo la asimilé.

Desde hace un tiempo soy padre y eso me hizo por fin comprender en su totalidad el amor, la dedicación y sacrificio, los miedos e incertidumbres que habrán tenido los míos al criarme, al tratar de darme todo lo que estaba a su alcance, al apoyarme siempre para que fuera yo mismo y feliz. Tarea de titanes y heroínas en aquellos tiempos de escasez de recursos, de economías familiares difíciles.

Por eso ahora al recordar mi niñez cada vez la siento más feliz, con más detalles pequeños, con más ángulos nuevos que estaban escondidos. Soy el hijo, el padre y la madre en cada recuerdo, en cada sonrisa, en cada pedaleada en la Graziella rodado 16 con alforjas, en cada cangrejo encontrado entre las rocas del club Los lagartos en la Ramirez, en cada risa, en cada abrazo.

Cada vez que la recuerdo la infancia es más feliz y cada vez estoy más humildemente agradecido a papá, mamá, y a mi de chiquito por haberme acompañado hasta acá y hacerme entender.

Un credo que hago mío:

“Creo en la inexistencia del pasado, en la muerte del futuro y en las infinitas posibilidades del presente”

J. G. Ballard

….Y oigo una voz que dice sin razón

Vos siempre cambiando ya no cambias más

Y yo estoy cada vez más igual

Ya no sé que hacer conmigo

Cuarteto de Nos

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